Vale, imagínate esto: estás en Gangsta Island: Crime City, un auténtico desmadre virtual donde pasas de ser un simple currante de la calle a un capo del crimen en pocas horas. No es coña, este juego te pone en la piel de un chaval con nada más que las ganas de comerse la ciudad, y vaya que si está cargado de adrenalina.
Al principio, iba con toda la esperanza, pensando sí, esto será otro juego chupi, como cualquier shooter genérico... pero no. La cosa se pone intensa cuando empiezas a montar atracos, enfrentarte a bandas rivales y, básicamente, tratar de conquistar Las Vegas, como si fueras el rey del mambo. La verdad, sentí un escalofrío cuando el botín y la tensión en pantalla arrancaron la partida, y no por el frío, sino porque el juego te mete en una montaña rusa de decisiones rápidas que no te dejan respirar.
Lo que más mola, sin duda, son los minijuegos. Sí, esos detallitos que parecen un extra pero que enganchan más que un streamer echando lag en directo. Además, la cooperación entre jugadores (o las picantes peleas PvP) meten una chispa que te hace querer estrangular a tu colega por robarte la jugada... ¡pero con cariño, claro! Por cierto, el control con WSAD y ratón —o un toque en móviles, para los que no se despegan del teléfono— es súper fluido y familiar, eso que no te tengas que pelear con botones raros.
Si lo comparo con otros juegos de ciudad y mafias, como el viejo Grand Theft Auto, Gangsta Island tiene ese no sé qué más callejero y menos hollywoodiense. Aquí no se trata solo de hacer el cafre con coches y armas, sino de escalar poco a poco hasta arriba, igual que en la vida real cuando quieres petarlo, aunque sin tanto drama... o quizás con un poco, que esto es un juego, ¿no? En general, si te gusta arriesgar y tomar decisiones al vuelo, este juego es para ti. Eso sí, no esperes que te mimen, porque hay que sudarla para dominar esta isla. ¿Listo para poner patas arriba la ciudad?