¿Listo para liderar a un héroe... que no es más que una bola gelatinosa? En Blob Hero, te metes en la piel de un valiente blob que no tiene nada de adorable cuando se trata de sobrevivir a oleadas infinitas de bichos y monstruos, porque sí, aquí la cosa no para.
La base del juego es un clásico pero efectivo sistema de supervivencia rogue-like, donde cada run cuenta, y cada muerte te recuerda que la vida de bola goo nunca es fácil. Vas saltando, esquivando y atacando en tiempo real un ballet caótico que parece simple hasta que te lanzan diez enemigos de golpe y tus dedos piden misericordia. Porque, claro, controlar a un héroe que es un blob con habilidades básicas que tú mismo eliges (y luego mejoras) podría parecer sencillo, pero tardas segundos en notar que esto no es un simple paseo por el parque. Tu blob puede aprender todo tipo de mejoras, desde ataques potentes hasta defensas imposibles, perfecto para ajustarte a ese estilo de juego un poco loco que todos tenemossí, ese de “solo un nivel más”.
Ah, y no te olvides del árbol de habilidades, que es como la dieta del gimnasio para tu pequeño héroe blando: eliges qué buff le das para sobrevivir más tiempo o causar más daño, aunque ya te advierto que decidir entre subir defensa o ataque es como elegir entre pizza o hamburguesa complicado pero necesario. La gestión de habilidades me hizo preguntarme si soy un estratega o solo alguien que se pierde entre opciones, lo admito: terminé con un blob mutante un poco impredecible, y eso fue parte del encanto.
El control es sorprendentemente fluido, algo que nunca pensaría decir sobre un personaje que literalmente parece un globo inflado. Esos combos y movimientos esquivando ataques cuando menos te lo esperas hacen que cada sesión sea un desafío y una pequeña frustración (pero de la buena). ¿Primer jefe en la arena? Mi teclado casi fue lanzado por la ventana al intentar salir vivo de esa calamidad. Pero hey, mientras más moría, más ganas tenía de intentarlo de nuevo. Y eso, amigo, es la esencia de Blob Hero: un juego que te hace pegarte cabezazos contra la pared pero con una sonrisa mientras lo haces.