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Super Slime

0/5(votos: 0)📅2025 May 22
Super Slime

¿Listo para convertirte en la gelatina saltarina más adorable y, a la vez, más frustrante de tu pantalla? Super Slime te pone en la piel de un héroe blandito en una plataforma donde estirarse, rebotar y esquivar no es solo recomendado, ¡es la ley! Y cuando digo rebotes, no es solo un salto normalito; es como si fueras una pelota de yoga con turbo, ¿te imaginas?

La clave aquí es el dominio del movimiento. Controlas a tu héroe blandito con WASD y flechas o, si estás en versión toque-toque móvil, un joystick virtual que a veces se siente más pegajoso que práctico (¡pero oye, es parte del desafío!). Cada salto, cada estirón, cada esquive cuenta porque los niveles, nada fáciles, están repletos de trampas que parecen diseñadas por un sadista con mucho tiempo libre.

Ah, y el sistema de físicas de rebote es un personaje más del juego. No solo saltas, sino que puedes estirarte para alcanzar plataformas lejanas o usar tu elasticidad para planear movimientos breakdance sobre enemigos. Intentar dominar esta mecánica me dejó igual de torpe que un pulpo en patines, pero una vez que le pillas el truco, ¡buff! El flow y el ritmo son casi poéticos. ¿Y ese extra de precisión que piden los últimos niveles? A veces sientes que necesitas reflejos de ninja, café en vena y algo de suerte divina.

No todo es caos, porque la estructura de los 100 niveles te acompaña en esa curva de aprendizaje loca: empiezas siendo un slime novato y terminas una especie de acróbata viscoso, capaz de atravesar enemigos y esquivar cuchillas como si fuera natural (spoiler: no lo es). ¿La sensación? Imagina jugar Twister con gelatina en los pies, pero con el set completo de desafíos pixelados, enemigos que no perdonan y obstáculos que harían llorar al mismísimo Mario.

En resumen, Super Slime es un juego para los que aman los retos que te hacen morder la almohada (o el teclado) pero también para los que disfrutan sentirse orgullosos cuando por fin logran ese salto imposible o esa cadena de rebotes perfecta. Y si después de todo terminas con dedos blanditos... bienvenido al club.