Si pensabas que abrir puertas era cosa de vida real, prepárate para que Puertas misteriosas te dé un buen reality check. Aquí no es solo girar la manija y listo; cada puerta es una pequeña trampa mortal o un acertijo de esos que te hacen cuestionar tu inteligencia (o la falta de café en tus venas). En serio, avanzar en esta joyita requiere más que apretar botones a lo loco.
El juego se basa en un sistema de exploración y resolución de puzzles que te hace sentir como un detective en un escape room del inframundo. Pisos llenos de trampas que, si no tienes ojo de lince o reflejos de ninja, te convertirán en un meme viviente rápido. Y ni me hables de esas trampas sorpresa: pensé que iba a aprender a dominar el juego, pero la primera vez que me cayó una flecha, casi renuncio a la vida gamer (ok, exagero, pero la frustración era real).
Lo más divertido es cómo el control responde con una mezcla de precisión y caos controlado o eso creemos. Dominar los movimientos es tan clave como encontrar secretos escondidos, porque cada nivel esconde atajos y... bueno, “secretos” que parecen diseñados para hacerte perder más tiempo del que querrías admitir. I tried to get the crafting down, and ended up with a mess worthy of MasterChef, pero aquí el “crafting” es memorizar combinaciones y prepararte para que tu cerebro haga sprint en modo velocidad máxima.
¿Quieres un combo de adrenalina y cabeza fría? El juego te reta a medir tu velocidad y estrategia, porque no se trata solo de llegar, sino de hacerlo rápido y sin que te conviertas en un experimento fallido de las trampas. ¿Quién hubiera dicho que esquivar pinchos y resolver enigmas al mismo tiempo podría sacarte canas? Ahora imagina tu primer intento en ese nivel con espejos y palancaslet’s just say el teclado casi salió volando de mi frustración. Pero hey, si logras descifrar el sistema y sobrevivir, la satisfacción es digna de trofeo. GG, maestro de las puertas misteriosas.