Si pensabas que mezclar estrategia con algo de “clickeo intenso” era cosa del pasado, Guerra épica 3 llega para darte un spoiler: aún se puede hacer y con estilo. En este juego de estrategia en tiempo real lateral, no controlas a tus tropas con un joystick ni con comandos complicados; aquí el mouse es tu varita mágica, tu machete y tu hoja de ruta, todo en uno.
Imagina que tienes un ejército a tu disposición, pero sin tener que dar órdenes a cada soldado como si fueras un director de orquesta con sobrecarga de estrés. En lugar de eso, reclutas unidades y un héroe desde tu base sí, el típico “recluta y avanza sin mirar atrás” y ellos se lanzan solos hacia la base enemiga. Solo tienes que preocuparte de manejar tu economía (o sea, acumular oro como si fueras un coleccionista de stickers), soltar hechizos en el punto justo y mejorar tus tropas y tu héroe como si fueras un gamer OCD obsesionado con las stats. Por cierto, controlas todo con ese click del mouse que ya tienes cansado (¿alguien más siente calambres en el dedo?).
Ahora, no te creas que es solo apretar el botón y esperar. Las unidades tienen un tiempo de aparición y coste que parecen sacados de un juego de cartas; no puedes spamear lo más fuerte sin pensarlo dos veces. Cada tipo tiene fortalezas y debilidades, como una versión bélica de Piedra, Papel o Tijera pero con más explosiones. Además, tu héroe no es cualquier soldado de relleno: sube de nivel, golpea más duro y suelta habilidades especiales que pueden cambiar el rumbo de la pelea. Lo malo es que la presión de usar esos poderes justo antes de ser aplastado es… bueno, mortal para la salud mental.
Progresar en la campaña es como encontrar un Pokémon raro: te dan monedas, experiencia y desbloqueas mejoras que se sienten como superpoderes permanentes en las partidas siguientes. La clave, si te lo preguntas, está en balancear bien tu economía, no ser el típico que solo tiene tropas básicas y usar las habilidades del héroe y hechizos en el momento justo. Esa combinación es la receta para pasar esos niveles puente con estilo y evitar el clásico “GG, me rindo”.
¿La parte más épica? Equilibrar el ritmo: un buen empujón con tropas mejoradas y hechizos puede tirar la base enemiga más rápido que un meme viral, mientras que andar “farmeando” sin estrategia es perder el tiempo. Vamos, que aquí no hay sala para distracciones… salvo para el inevitable suspiro cuando el héroe muere y te dan ganas de tirar el teclado por la ventana (pero no lo hagas, en serio).