¿Quién hubiera pensado que ordenar cuerdas podía ser tan adictivo? En Clasificación de cuerda, te lanzas a un mar infinito de puzzles donde la misión es simple: organiza esas cuerdas por colores sin volverte loco… o al menos intenta.
La mecánica es tan sencilla como un juego de niños, pero con la sutileza de un ninja del orden: solo puedes tomar la cuerda que esté en la cima de un carrete, y solo de un color a la vez. Suena fácil, ¿no? Pero espera, no es solo agarrar y soltar. Tienes que elegir con cuidado dónde vas a dejar esa cuerda, porque solo puedes dejarla en carretes vacíos, y tu objetivo es juntar las cuerdas del mismo color para llenar los carretes al máximo. Básicamente, es como jugar Tetris de cuerdas, pero sin la presión del tiempo... aunque a veces tu paciencia diga lo contrario.
¿Se atascó la cosa? Aquí viene la joya: el sistema de retroceso de acciones te deja deshacer movimientos, para que pruebes un camino diferente sin tener que tirarte de los pelos. Yo intenté hacer un combo épico y terminé con un lío peor que mi escritorio, pero gracias a este botón mágico, pude rescatar el desastre (o al menos intentarlo). Y si crees que necesitas un poco de ayuda extra, puedes añadir un carrete vacío más con la función de agregar un carrete. Es como pedir un comodín para que la vida sea un poco menos cruel.
Además, según avanzas recoges estrellas que más que un simple adorno, sirven para desbloquear ayudas y sumar puntos, compitiendo para ser el más rápido y ordenado del barrio. Así que prepara tus dedos, porque aquí no hay espacio para el caos (al menos no el tuyo). Eso sí, la única regla sagrada es: un color por turno y que las cuerdas combinen, que si no, ni el mejor sorteo de cuerdas te salvará.
¿Listo para demostrar que tienes el pulso firme y la mente organizada? Ojo, porque este juego esconde un vicio sutil entre tanta cuerda. Spoiler: la sensación de “GG” cuando completas un nivel sin errar ni un solo movimiento es bastante satisfactoria. ¡A ordenar se ha dicho!