Si alguna vez te has preguntado cómo sería ser ese agujero negro tragón que todo se come sin miramientos, Vortex.io es tu oportunidad dorada para demostrarlo. En este caótico y adictivo juego .io, controlas un vórtice que no para de crecer cada vez que se come cualquier cosa a su paso: desde coches hasta otros jugadores (sí, literalmente te conviertes en el gran devorador). ¿Quién necesita recetas cuando puedes digerirlo todo y convertirte en el rey del agujero negro? Bueno, la ciencia aquí es menos NASA y más “absorbe todo o muere”.
La mecánica del juego es tan simple que parece broma, pero no te equivoques: el control del movimiento se siente pulido como coche nuevo, usando lo que más te cuadre ratón, WASD, o flechas para moverte por ese universo de caos. El truco está en moverse rápido pero con cabeza, porque aunque parezca un buffet libre gigante, un error puede hacer que te conviertas en aperitivo. La sensación de ir creciendo y tragándote todo a velocidades nerviosas te tiene pegado a la pantalla, como si estuvieras jugando a la rayuela, pero con un voraz agujero negro.
Y ojo, que no es solo sentarse a chupar y ya. Aquí entra la magia del juego en tiempo real y la táctica: no solo tienes que absorber objetos para aumentar tu tamaño, sino también esquivar a los enemigos que buscan hacerte puré en cuestión de segundos. ¿Alguna vez te has sentido como el topo intentando escapar de perros? Pues algo así, pero en modo vórtice. Los movimientos libres y la velocidad de reacción son tus mejores amigos, y quien se confíe, termina siendo parte de un bocadillo virtual.
Probé a gestionar mi hambre voraz y terminé con un desastre digno de MasterChef, porque aunque tragarte vehículos grandes te pone en la cima, la velocidad y la agilidad también cuentan (sí, este monstruo tiene ritmo). Así que, ¿quieres hacer el vórtice más OP del servidor y reírte mientras tragas planetas enteros? Prepárate para esquivar, absorber y, sobre todo, no quedarte atrapado en tu propio menú del día. GG para quien sobreviva y comande la arena sin convertirse en polvo cósmico.