¿Alguna vez soñaste con ser un rey de las persecuciones urbanas sin fin, esquivando policías a toda velocidad y rompiendo todo a tu paso? Pues bienvenido a Sr. Drifter: Simulador de persecución de coches, donde el pedal nunca se suelta y la adrenalina corre más rápido que tú (que ya es decir, ¿no?).
El juego te lanza a una ciudad low-poly con un toque de caos digno de una película de acción de serie B, pero con estilo. Aquí, el corazón late al ritmo del control preciso del vehículo con WASD o flechas (o los pulgares en la pantalla si vas táctil), para que puedas derrapar, acelerar y atropellar lo que sea menos los buenos de la ley. El control es tan fluido que casi olvidarás que no estás en un simulador profesional; casi.
¿Y qué sería de una buena persecución sin sus truquitos? Sr. Drifter da en el clavo con un sistema de power-ups disruptivos: Slow-Mo para sentirte como Neo en Matrix, Freeze para dejar a los polis como estatua y EMP Blast para convertir esos molestos coches en latas de sardinas electrónicas. Trata de recogerlos en el frenético caos, que no es tan fácil como parece (te lo digo por experiencia, mi primera recogida fue tipo “¿¡Dónde está?!”).
También hay toda una onda de destrucción dinámica, donde no solo esquivas el tráfico, sino que puedes arrancar obstáculos y barreras como si fueras un toro sin freno. ¿Jugabilidad simple? Sí. ¿Adictiva? Definitivamente. Cada choque se siente satisfactorio, como cuando encuentras un meme nuevo que no habías visto en tu vida.
Lo brutal de Sr. Drifter es ese loop infinito de persecución en un escenario que parece sacado de un juego indie hiperactivo, con la cámara en modo top-down inclinado para que tengas la mejor vista del caos. Y ojo, que la policía es literalmente infinita, porque detenerse no es una opción. Así que, ¿hasta cuándo puedes correr sin ser cazado? Spoiler: yo apenas llegué a cinco minutos sin parecer un colador.
En fin, Sr. Drifter es ese subidón de velocidad con mecánicas que siempre te hacen decir “otra vuelta más” (y quizá “un nerf a los polis” en voz baja). ¿Listo para sentirte el fugitivo definitivo? Dale gas y a ver cuánto logras sobrevivir sin acabar hecho chatarra.