¿Quieres sentir esa adrenalina en vena y dejar a todos en el polvo? Pues Race Time es el juego que te va a quemar las neuronas y acelerar el corazón. Básicamente, aquí lo que importa es pillar el coche más rápido, tunearlo a tope y lanzarte a la pista para cortarte las venas... digo, para ser el primero en cruzar la meta en el menor tiempo posible. Suena fácil, ¿no? Pues no lo es, colega.
La joya de la corona es el súper boost. No es cualquier power-up cutre, eh. Vas cargándolo durante la carrera y cuando llega al nivel 5, con un doble clic lo activas y zas, velocidad de rayo. Ya no solo es correr, es prácticamente volar. Eso sí, prepárate para el caos porque, mientras el súper boost está activo, tienes licencia para el chaos: ¡puedes sacar a tus rivales de la pista, dejarlos llorando en el arcén! Y no te voy a mentir, una vez que lo usé para echar a dos rivales en un escenario, reí tanto que casi me caigo de la silla.
Al principio pensé que esto del modo online era solo para vacilar, pero me encontré con unos colegas y montar carreras era más competitivo que la última temporada de “El Juego del Calamar” (¿o era “Squid Game”? Bueno, algo así). En serio, intentar ganarles y ver cómo tus récords rosas en el ranking online van subiendo es pura droga. El sonido del motor, los frenazos, y ese cosquilleo en la barriga cuando rozas el primer puesto... uff, no tiene comparación con otros juegos de carreras tipo Mario Kart o Need for Speed (aunque admito que el modo “sacarpelotas” del súper boost lo hace único).
Eso sí, no te voy a engañar: no es un paseo. Hay momentos que me frustré porque no lograba cargar el boost a tiempo o porque un manco (o yo mismo, admitámoslo) me dio un buen trompo. Pero en general, Race Time me dejó enganchado, y entre tú y yo, ya estoy buscando dónde está la siguiente pista para arrasar con todo. Si eres de esos que disfrutan la velocidad loca y no le temen a echar codos, este juego es para ti. ¿Listo para quemar ruedas y humillar a tus amigos? Pues dale caña.