Si eres de esos que les flipa ver peleas épicas pero con un toque de física loca y sin reglas fijas, Playground 3D es tu sitio ideal. Básicamente, es un simulador de batallas en 3D donde tú mismo armas el combo entre el equipo Azul y el equipo Rojo. No es el típico juego de lucha; aquí la gracia está en la física ragdoll que hace que los personajes se muevan más impredeciblemente que cuando intento bailar en una boda.
Recuerdo la primera vez que me lancé a crear un escenario: puse un par de bombas, unos obstáculos y hasta un tobogán (sí, en medio de la guerra). La escena se volvió un caos tan divertido que, sinceramente, tuve que parar para no soltar la risa. La cosa es que cada combate se siente diferente porque puedes meter objetos, barreras o cualquier cosa que se te ocurra para que las peleas sean un desastre glorioso y lleno de combos ridículos.
Al principio pensaba que esto iba a ser otro juego aburrido de “mira cómo pelean los muñecos”, pero dude mucho cuando vi cómo esas peleas evolucionaban con las interacciones locas y la dinámica del terreno. La mención especial se la lleva la variedad de elementos interactivos; nada está fijo, y esa imprevisibilidad me tiene enganchado. Es como Fortnite pero sin la presión de construir rápido… bueno, construyes pero para que explote todo y no para ganar puntos.
¿Para qué complicarse la vida con historias o tramas, si aquí lo que importa es tirarte a la piscina del caos? Además, lo puedes jugar solo o con gente para armar guerras de a dos, y eso sube la adrenalina porque no sabes si tus creaciones explotarán o terminarán siendo un fail total.
En general, Playground 3D es un festival de risas, sorpresas y destrucción con un toque muy gamer, un must para quien le guste probar cosas nuevas sin tomarse la cosa tan en serio. Eso sí, no esperes que te salve la partida, aquí ganas es solo un detalle; la diversión está en ver cómo todo va de mal en peor (pero de la mejor manera). ¿Listo para soltar la creatividad y montar el caos? Pues dale cañita.