¿Quién habría pensado que atornillar podía ser tan... intenso? En Nuts & Bolts: Screw Glass te metes en un mundo mecánico donde tu misión es clara: encajar cada tornillo con su caja del color correcto. Fácil, ¿verdad? Pues no tan rápido, mi amigo. Cada movimiento tiene que ser más calculado que ordenar los calcetines después de una lavadora rebelde.
La mecánica principal es simple pero adictiva: seleccionas tornillos con el clic izquierdo (sí, todo con un solo botón, porque complicar las cosas está tan pasado de moda como los minijuegos imposibles). Ahora, el truco está en no dejar que los tornillos que no encajan se acumulen y caigan a esa dichosa hendidura al fondo. Cuando esa bandeja de tornillos errantes se llene, GG, juego terminado. Así que básicamente es como ser un camarero en hora punta, pero con tornillos en vez de platos.
Intuitivo como el tutorial de tu primer videojuego, el control no te hará sudar, pero la cabeza... esa sí que va a querer un descanso. Jugarlo es un poco como armar un mueble de Ikea sin instrucciones, excepto que aquí cada error puede ser fatal y la tensión se siente como esperando que no te toque el jefe final, solo para descubrir que el jefe final son tornillos bien colocados.
En resumen, si te gusta darle a la cabeza con puzzles que no perdonan, y tienes la paciencia de un santo para encajar piezas sin que todo se vaya al traste, este juego es para ti. Yo intenté dominar el “engranaje perfecto” y acabé con un lío que ni el mismísimo MacGyver hubiera podido arreglar. Así que prepárate para pensar, planear y... hacer clic como si no hubiera un mañana.