¿Quieres darle un descanso a tus neuronas y al mismo tiempo sentir que eres el puto amo defendiendo un castillo? Entonces Dragon Castle: Idle TD es tu próxima perdición, perdón, quiero decir... ¡adicción! Este juegazo mezcla cartón, acuarelas y pegatinas como si fueran el cóctel más loco y hermoso que tus ojos han visto.
Al lío: manejas a un dragón enormemente poderoso que tiene la misión de no dejar que esos enemigos candentes (literalmente, ¡van con fuego y todo!) destruyan tu fortaleza de papel pintado. Eso sí, no es solo ponerte a dar vueltas y disparar; aquí tienes que subir el nivel de tu castillo y mejorar las habilidades del dragón en lo que llaman el Laboratorio Dragonatory. Suena a nombre de bar peligroso, pero no, es donde la ciencia mágica te ayuda a desbloquear poderes que parecen sacados de un cómic.
¿Lo mejor? Puedes mejorar tus estadísticas permanentes con el oro que pillas por ahí, y durante las batallas usar la plata para hacer hechizos rápidos... ¡una economía digna de Wall Street, pero para dragones! Y si quieres presumir de ser el más pro, tienes cristales para desbloquear talentos y dejar boquiabiertos hasta a los enemigos. Yo en mi primera partida casi me meo de la risa cuando intenté hacer magia y el dragón terminó haciendo un petardazo que parecía la fiesta de fin de curso.
Además, te premian todos los días con regalitos (porque a quién no le gusta que le den cosas sin pedir nada a cambio, ¿eh?) y hay eventos donde puedes picarte un ratillo con otros jugadores. O sea, que si te están dando la brasa con otros juegos, aquí tienes otro donde estar al nivel sin que te de un ataque de estrés.
Sinceramente, cuando empecé pensé que iba a ser un aburrimiento más, pero el dragón y yo nos hicimos colegas al instante. Eso sí, aviso: si eres de los que se enfadan porque el enemigo quema tu castillo de cartón, mejor no lo descargues (o sí, para cebarte y vengarte).
En fin, ¿eres capaz de ser el dragón que este castillo necesita o seguirás jugando a los mismos juegos de siempre? ¡Vamos, que la aventura no se va a vivir sola!