¿Te imaginas juntar lo mejor del solitario con la locura de Mahjong? Pues eso es Solitaire Mahjong, un juego que parece sencillo pero que te va a dejar el cerebro dando vueltas como un trompo. En esencia, tienes que emparejar fichas que no estén bloqueadas por ambos lados (sí, como cuando intentas sacar ese último paquete de patatas del fondo de la bolsa sin romperlas todas). ¿Fácil? Bueno, al principio parece un paseo, pero ya verás cómo terminas rascándote la cabeza como si fueras un genio frustrado.
La mecánica es superfácil de entender: haces clic en dos fichas idénticas para que desaparezcan y así ir liberando el tablero. Pero ojo, que no puedes tocar cualquier ficha, solo las libres al lado, que es donde radica la estrategia y ese lindo dilema del ¿sacrifico esta pareja ahora o espero a la jugada maestra del siglo?.
Y sí, no hay historia que te haga llorar o héroes que salvar; esto es pura vaina mental, un rompecabezas zen donde lo que importa es tu ingenio y paciencia. Eso sí, la atmósfera mola un montón: música tranquila, diseños de fichas que parecen sacados de un catálogo de decoración vintage, todo hecho para que juegues sin estrés y te olvides de la montaña de mensajes que tienes por contestar.
Te confieso que las primeras veces me atascaba más que cuando intentas doblar la sábana ajustable (spoiler: nadie lo logra a la primera). Pero cuando le pillas el truco y empiezas a planear tus movimientos como un ajedrecista de nivel dios, el juego se vuelve adictivo, y no querrás parar. Y si te trabas, hay ayuditas: pistas para no tirar la toalla y hasta la opción de mezclar las fichas. Eso sí, ojo con usar esos comodines demasiado, porque la gracia está en sudar un poco.
En resumen, si buscas un juego para desconectar sin perder el coco, que sea un pasatiempo pero con algo de chicha, Solitaire Mahjong es tu rollo. Vamos, que es como ese café cargado justo cuando necesitas que tus neuronas se pongan las pilas. ¿A qué esperas para darle un tiento? Anda, que hasta ganar es más satisfactorio que encontrar un billete olvidado en el bolsillo.