¿Alguna vez soñaste con ser botanista sin salir de tu casa? Pues en Recolección de flores eso es básicamente tu vida, pero sin la picadura de insectos ni el barro en las botas. Aquí te lanzas a un mundo natural tan bonito que parece salido de un cuadro impresionista, buscando flores raras que ni sabías que existían. Spoiler: encontrar esos capullos no es solo ir andando por ahí y decir “¡Hey, flor bonita!”.
El verdadero alma del juego está en su exploración basada en pistas ambientales. No es un “ve al punto rojo del mapa y listo”, sino que tienes que jugar a ser detective botánico, observando dónde el sol calienta más, las sombras que crean los árboles y hasta las pequeñas alteraciones del suelo. Es como buscar tu cargador de móvil en casa: parece sencillo, pero la naturaleza siempre tiene sus tretas.
Luego viene la parte donde sacas tu kit de herramientas pero ojo, no puedes arrancar las flores como un dios de la naturaleza loco. Aquí entra el uso correcto de herramientas y métodos para recolectar sin hacerle bullying a las plantas. Porque sí, romper un pétalo es casi pecado y te deja con ese sentimiento de “Lo siento, plantita”. Por cierto, traté de dominar esto y acabé con un desastre que ni MasterChef en su peor día. ¿Quién diseñó esto, la Madre Naturaleza directamente?
Y si pensabas que solo hacías un álbum de fotos con flores, espera: tienes que completar una enciclopedia floral para aprender las historias y secretos detrás de cada especie. Algo así como juntar cromos, pero con mucho más estilo y menos pegamento pegajoso. Es perfecta para esos momentos zen donde quieres desconectar sin que tu cerebro explote por exceso de información o estrés.
¿Preparado para convertirte en el héroe humilde de la botánica? Porque, créeme, la primera vez que una flor no creció donde esperaba me sentí como cuando pierdo el autobús y justo empieza a llover. Pero la sensación de dar con esa flor esquiva y añadirla a tu colección... GG, plante defens!