¿Listo para exprimir tus dedos en una fiesta de burbujas? En Om Nom Tower 3D, prepárate para una experiencia burbujeante que te hará sentir como el rey (o la reina) de las escaleras. La esencia del juego es simple: lanza burbujas de colores para reventar grupos iguales, pero el giro 3D le da un toque que no esperabas, como pasar de ver pelis en VHS a realidad virtual.
La mecánica de disparo es tan adictiva como intentar no ver spoilers en Twitter: vas a querer dominarla. Apuntas, calculas el rebote y ¡pum! Esa burbuja explota con estilo si logras juntar al menos tres del mismo color. Pero ojo, no es solo catar burbujas aquí y allá, porque hay una torre (sí, una torre) llena de niveles que requieren no solo puntería, sino planificación. Es como armar un Tetris con burbujas que se niegan a comportarse, en serio, quién diseña esto.
¿Hablamos del diseño en 3D? Jugar en esta perspectiva te hace sentir en un reality show de burbujas, donde necesitas girar la cámara a tu antojo para no perder la bola… literalmente. Muy pocas veces un giro de cámara había sido tan vital y molesto al mismo tiempo (te estoy mirando, niveles en los que giras 15 veces para encontrar el ángulo perfecto). Pero eh, es parte del encanto y el desafío, como tratar de encontrar el cargador del móvil cuando tienes prisa.
Y hablando de retos, el juego no quiere que te relajes: el sistema de niveles va aumentando su dificultad como si te estuvieran dando un buffet de “sorpresas tácticas”. Entre burbujas de colores que se resisten a explotar y obstáculos que te lanzan en cara que necesitas mejorar tu puntería, cada etapa puede ser un verdadero GG para tu paciencia. ¿Te has desafiado a ti mismo intentando completar un nivel con el mínimo de tiros? Pues bienvenido al club de los frustrados.
Para los que disfrutan de chupar cámara y pensar en estrategias, el juego te permite rotar la torre y planear tus tiros con calma (o lo que dure tu paciencia, claro). Yo intenté dominar el arte del rebote y terminé con una colección de tiros fallidos que harían llorar a cualquier maestro tirador. Pero hey, es parte del juego y no hay nada como sentir ese pequeño triunfo cuando las burbujas colapsan en cadena y la torre empieza a parecer menos... inamovible.