Oye, ¿has oído hablar de Level Demon 2? Este juego es como ese amigo que te dice: eh, ¿quieres un reto? y luego te suelta cincuenta niveles de pura locura. Aquí no hay tiempo para respirar, porque desde el minuto uno te lanzan a un viaje de platforming que va rápido que ni Flash con café en vena.
La movida está en combinar cerebro y reflejos como un ninja con diploma, saltando, esquivando y esquivando trampas que parecen diseñadas por un sádico con pasión por el parkour peligroso. Sinceramente, cuando arranqué a jugar, pensé que sería un paseo y acabé con el mando cayéndoseme de las manos –y eso solo con la primera fase, ¡imagínate!
Cada nivel es como un rompecabezas que no solo te hace pensar, sino que te obliga a estar rápido para no acabar pegando la bamba con el suelo (yo ya tengo más caídas que un meme viral). Además, la beta te hace sentir casi como un detective de juego: todo truco, todo secreto cuenta para no morir aplastado o pinchado... otra vez.
Y sí, ya sé lo que vas a decir: Otro juego difícil, bla bla. Pero, bro, Level Demon 2 no es solo un videojuego, es la terapia perfecta para aprender a controlar el estrés sin pagar por un psicólogo (o al menos intentarlo). ¿Quién necesita yoga cuando tienes trampas casi imposibles y saltos milimétricos? ¡Aquí te pones más tenso que cuando pillas en pleno directo a tu rival haciendo trampa!
¿Te crees capaz de superar sus 50 niveles sin acabar con los nervios destrozados? Vamos, no me digas que nunca te ha molado sentirte el rey del salto imposible, aunque solo sea para presumir en el grupo. ¡Dale una oportunidad y dime después si no acabaste con un “level demon” en la vida real!