¡Bienvenidos a CityMix Solitaire! Si pensabas que el proyecto de restaurar una ciudad tranquila era solo para los arquitectos, piénsalo de nuevo. Este juego te lleva a un viaje donde puedes practicar tu memoria y ejercitar tu cerebro mientras mezclas las cartas (suena muy poético, ¿verdad?). Pero aquí no solo estamos lidiando con cartas y números, no, amigo. Aquí hay aventura, misterio y hasta un mapache llamado Vicky que te acompañará en esta odisea. ¿Qué más se puede pedir? ¡Un perrito también, tal vez!
Al principio, cuando leí “juego de cartas”, me imaginé algo aburrido. Pero déjame decirte que quizá subestimé el potencial de CityMix... Todo empieza con unos sencillos objetivos: decidir si restaurar la ciudad o, mejor aún, buscar tesoros en islas perdidas. Hacer malabares entre decorar una ciudad colorida y resolver acertijos mientras trato de recordar dónde dejé las llaves... ¿Qué me gusta más? Es un dilema.
¿Listo para descubrir historias ocultas de los ciudadanos de este lugar acogedor? En cada partida, vas a recolectar cartas en el orden correcto para completar desafíos. A medida que avances, estarás ayudando a los residentes de la ciudad que tienen historias más interesantes de lo que parecen. Honestamente, en una de mis sesiones (un poco maratónicas, para qué mentir), me encontré hablando con uno de los personajes como si fuera un viejo amigo. ¡Así que cuidado con la locura que puede traer este juego!
Los puzzles son tan intrigantes que probablemente te sientas como Indiana Jones (aunque sin el sombrero). Hay algo muy satisfactorio en ayudar a Vicky y el buen mapachito a completar todo. Es como si restauraras un poco de tu propia vida desorganizada (déjame tabaqueo mientras busco mi mente perdida en la habitación).
En general, CityMix Solitaire combina el encanto de un juego de cartas con elementos de decoración y aventuras, lo que lo hace un título único. Te dejará buscando soluciones como si fuera un examen de matemáticas... pero más divertido, y sin el estrés. Así que prepara tus dedos y tu mejor estrategia... ¡las cartas no se van a jugar solas!