¡Bienvenidos al mundo de Solitario Clásico, donde las cartas son tus compañeras de lucha y la paciencia tu mejor aliada! Este juego ha estado atrapando a jugadores durante generaciones como una atracción turística estacionaria, que a pesar de lo mundano, muestra su grandeza. Y es que, sinceramente, entender las reglas de este juego es tan fácil como despejar un arroz para hacer un buen sushi (bueno, quizás no tanto, pero ya me entienden).
Ahora, la historia, digamos que no es la más profunda. Nos encontramos con un mazo de cartas desordenadas, casi como mi habitación después de un maratón de videojuegos, y tenemos la misión de ordenarlas en cuatro montones o fundaciones: ¡dos de oros, corazones, tréboles y picas se alinean ante nosotros como si fueran el equipo de un streamer famoso, y todos queremos ser el MVP!
El objetivo es claro: mover todas las cartas a sus fundaciones, pero ojo, hay reglas. Las cartas deben tener un orden de menor a mayor, desde el As hasta el Rey, y si tienes suerte de sacar algunas cartas del mazo, ¡puedes hacer más jugadas! Es como cuando en un videojuego te dan un power-up que te hace sentir invencible, aunque solo sea por unos momentos...
Con los controles de Solitario Clásico, puedes jugar tan relajado como si estuvieras en un café. Simplemente arrastra y suelta, y si te atreves, ¡presiona unos atajos de teclado, pero cuidado! No querrás convertir tu juego en un episodio de FailArmy al mover el card incorrecto. Y aunque se puede aprender en un parpadeo, la estrategia es donde empieza la verdadera diversión. Te vas a dar cuenta que ¡la mente juega más trucos que los streamer en Twitch!
Confieso que en mis primeras partidas, parecía que estaba batiendo el récord mundial de “peor jugador de la historia”, pero a medida que iba aprendiendo a pensar varias jugadas adelante, al final terminé sintiendo ese escalofrío de satisfacción al completar cada juego. ¡Nada como esa sensación de haber vencido a las cartas!
Así que, si buscas una experiencia de juego que te relaje o te haga pensar, Solitario Clásico es como esa película que no esperabas ver, pero te deja pensando: “¿Por qué no lo hice antes?” En resumen, es un clásico que no pasa de moda, perfecto para unas partidas rápidas o para un maratón de café y cartas. Y quién sabe, tal vez en ese proceso hasta encuentres tu zen... o al menos un par de reyes bien ordenados para presumir.