¿Alguna vez has pensado que correr sin parar puede ser todo un arte? Pues en Stickman Jump ese arte es tu pan de cada día... y, spoiler, también tu dolor de cabeza ocasional. Aquí controlas a un stickman (sí, ese dibujito que parece sacado de tu cuaderno de matemáticas de la secundaria) que sale disparado a toda velocidad. Tu misión, si decides aceptarla, es simple pero adictiva: hacer saltar a tu corredor para evitar choques directos. Fácil, ¿no? Bueno, espera a que lleguen los niveles difíciles y luego me cuentas.
Control táctil para el salto: sólo con un toque sentenciarás los saltos de nuestro héroe del hilo, lo que hace que esta cosita sea tan intuitiva como buscar memes en tus redes sociales favoritas. Parece un juego de niños hasta que te sueltan con los niveles más retorcidos, donde calcular el salto perfecto se vuelve casi una ciencia exacta. En serio, intenté afinar mi timing y terminé con más fallos que aciertos. Ni Snooze en alarma de lunes me pone tan nervioso como estos saltos en el último segundo.
La clave está en la precisión y los reflejos ninja (o al menos los de alguien que ha visto muchas películas de acción). El diseño de niveles es un trapecio del terror: si fallas en saltar a tiempo, sorpresa: adiós, stickman. Los escenarios se van complicando, exigiendo no sólo rapidez sino también una lectura del terreno que sería la envidia de cualquier detective. Y no hablamos de diferentes habilidades ni power-ups, no, aquí la estrella eres tú y ese pulgar que no puede fallar.
¿Te crees el rey de los saltos imposibles? Pues te desafío a que llegues al final del nivel sin que tu stickman acabe siendo un croissant aplastado. La adrenalina está garantizada, y un par de “GG” cuando finalmente lo logres también. En resumen, Stickman Jump es un juego minimalista en controles pero maximalista en emoción, ideal para partidas rápidas y retos que te harán gruñir (de esos de vale, solo una más). ¿Listo para saltar a la fama o prefieres quedarte pegado a la pantalla?