¿Quién dijo que los puzzles de bloques tenían que ser aburridos? En Block Puzzle Tropical Story te lanzas de cabeza a un viaje tropical que mezcla el clásico encaje de piezas con una aventura tan relajante como una hamaca al atardecer (pero con menos mosquitos, espero). Aquí no solo estás juntando bloques; estás coleccionando estrellas para desbloquear nuevas y exóticas localizaciones. Desde playas que podrían ser portada de revista, hasta junglas donde más de un bloque parece querer rebelarse contra ti.
El sistema de niveles es sencillo pero efectivo: completas un puzzle, ganas estrellas, y zas, un nuevo rincón del paraíso se abre ante tus ojos. Suena simple, pero aguanta ahí, que las puzles se vuelven un poco más traviesas mientras avanzas. Y si te atascas (porque seamos honestos, ¿quién no se ha quedado mirando piezas como si fueran jeroglíficos?), tienes un sistema de potenciadores que viene a salvarte el pellejo. Ni chef de MasterChef se siente tan frustrado cuando la masa no sube, como yo intentando buffear mi manera de combinar bloques.
Lo mejor es que las mecánicas están diseñadas para que tanto el novato como el experto puedan disfrutar sin sentir que los están nerfeando en una actualización sorpresa. Imagínate, combinar bloques es como buscar el mando de la tele: parece fácil, pero ese último bloque para completar la fila siempre aparece donde menos te conviene. ¿Y qué me dices de perder el hilo cuando una pieza encaja justo al revés de lo que planeabas? Bienvenido al club.
Para los que aman tomarse las cosas con calma, el juego ofrece un ambiente tremendamente relajante, una especie de spa digital donde puedes desconectar y a la vez darle un poco a la neurona. En definitiva, Block Puzzle Tropical Story es la excusa perfecta para decir voy a jugar sólo cinco minutos y terminar dándole una hora más mientras planeas tu próxima escapada... virtual, claro está.